CAPITULAR NO ES EL CAMINO PARA LA PAZ


Por :Alexandra Cardona Restrepo


Lograr vivir en paz es tan complicado que durante más de 60 años los colombianos no hemos podido pasar un solo día en absoluta paz.

La presentación oficial en Oslo, Noruega, del incipiente proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, dejó en claro que estamos ante unos diálogos complejos. Los  representantes de las FARC y el  gobierno, tienen puntos de vista diametralmente opuestos, algo que no debería sorprender a nadie, porque si el asunto fuera diferente el país hace años gozaría de una paz estable y duradera.

De qué habría valido que Iván Márquez, como vocero de las Farc, se pronunciara diplomáticamente en su intervención, si en realidad está convencido de que la paz no puede conseguirse mientras Colombia sea el “tercer país más desigual del mundo”. Ahí habló con la verdad, la general, porque es inocultable la extrema desigualdad en Colombia, y la personal, con la que justifica pertenecer a un grupo armado ilegal.

Pero si eso, y otras tantas cosas dijo Márquez, De la Calle no se quedó atrás, mostró su absoluta contrariedad con la forma y el contenido (por no hablar de la duración) de la intervención de Márquez,  al hacerlo dejó en claro que estamos ante un esfuerzo de parte y parte muy delicado.

Las Farc, contrario a lo que desearían los opositores del proceso, no van a capitular y muchísimo menos lo hará el gobierno. Eso es lo que muchos enemigos del diálogo, tanto de izquierda como de derecha, quisieran oír: capitulación. Palabrita que sonaría como música celestial a los opositores del proceso. Pero no, eso no ocurrirá y bien pueden bajarse de la nube quienes así lo sueñan.

Aquí lo que se trata es de establecer los puntos de coincidencia que pueden abrir las puertas de un camino que conduzca a la paz que tanto anhelamos los colombianos. Porque, aunque parezca quimérico, sí hay puntos de convergencia, uno de ellos, que estamos hartos de la guerra, que ya sabemos que a punta de bala no conquistaremos la paz, que no queremos más colombianos muertos, desaparecidos, secuestrados, vendidos, masacrados. Que de ninguna manera queremos entre este y otro posible proceso de paz caer ahogados en los charcos de sangre de colombianos sacrificados inútilmente en este conflicto.

El diálogo será muy difícil, tendrá momentos de grandes tensiones, se escucharán confesiones escabrosas, pero este es el único camino que puede conducir a una paz real.

Tanto el gobierno como las FARC han dado un paso sobre el que pocos mantenían alguna esperanza, el del diálogo. Los otros, quienes creemos que no participamos activamente del conflicto, debemos estar alerta para impedir que una declaración altisonante ponga en vilo la posibilidad de la paz, tenemos que estar atentos para aclarar las agresiones verbales de quienes no creen en el diálogo, prestos a evitar  las zancadillas que seguro le pondrán a este frágil proceso, y, sobre todo, tenemos que estar dispuestos a decir constantemente a los  negociadores que tienen en sus manos, en su mente y corazón la posibilidad de cesar este enfrentamiento armado, que tienen el deber de actuar  pensando en los colombianos, dejando los egos de lado y poniendo por encima de cualquier dificultad una forma de hallar soluciones con las que todos quedemos satisfechos.

Eso es posible, África lo logró, Irlanda también, Guatemala lo ha demostrado, por qué Colombia no?

La condición fundamental, pensar en una sociedad justa que es lo que queremos todos y hablar con la verdad, recordando que las palabras no matan, las balas sí.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por siempre abrir el mundo ante mis ojos. Te quiero tanto!
LH