Otro 9 de abril

Cuando nací ya habían asesinado a Jorge Eliécer Gaitán. Desde que tuve conciencia la gente se llevaba la mano a la boca y exclamaba “mataron a Gaitán y nada se sabe, qué horror!”. El “nada se sabe” hacía referencia a que la investigación exhaustiva desde 1948 hasta el momento, sólo arrojaba falsos positivos, es decir, mentiras. Y que, año tras año, se nos prometía una verdad que nunca ha llegado.

Después de Gaitán mataron a cientos, miles de anónimos colombianos. También asesinaron más candidatos presidenciales, en especial a quienes representaban una tendencia de izquierda.


A Jaime Pardo Leal, miembro del Partido Comunista y Candidato de la Unión Patriótica, lo asesinaron el 11 de octubre de 1987 en La Mesa, Cundinamarca.


A Luis Carlos Galán Sarmiento, candidato presidencial por el partido Liberal, lo asesinaron en Soacha, Cundinamarca, el 8 de agosto de 1989.


A Bernardo Jaramillo Ossa, candidato presidencial de la UP, lo mataron dentro de un avión en Bogotá, el 22 de marzo de 1990.


Un mes y cuatro días después cayó Carlos Pizarro, candidato presidencial del M-19, asesinado en Bogotá, el 26 de abril de 1990.

Por lo menos cinco candidatos presidenciales han sido derrotados, no en las urnas como se esperaría en una confrontación política, de ideas, si no por algo que ninguna democracia resiste: balas mortales.

Y esta es la hora en que para mañana, 9 de abril de 2011, nos preguntaremos una vez más, quién mató a Gaitán? Por qué le mataron? Y… no habrá respuesta cierta, indiscutible. Porque si esa respuesta apareciera comenzaríamos a andar el camino de la verdad y en poco tiempo sabríamos quiénes y por qué decidieron asesinar a Galán, a Pardo Leal, a Jaramillo y a Carlos Pizarro.


Entonces cambiaría la historia de un país condenado a especular, en un nido de confusión que a alguien favorece, sobre los asesinatos de sus líderes; entonces exigiríamos la condena de los responsables y, por sobre toda las cosas, la reparación integral que merecemos todos los colombianos que hemos vivido y vivimos en la desesperanza de que aquí nos han arrebatado hasta los sueños. … ACR