Arrastro el Alma

Hay días en que arrastro el alma. Cargo con ella, la toco, la consiento y, sin más, la pierdo. Cae al suelo y corre el peligro de perderse para siempre en cualquier hueco de las calles bogotanas. Arrastro el alma en días, como hoy, en que pierdo la ilusión de un mañana, un pasado mañana mejor. Colombia, pese a las optimistas cifras de las encuestas que la califican como el segundo país más feliz del mundo, es un territorio lúgubre, plagado de muertos, desaparecidos y secuestrados. Pero lo peor no es eso, lo peor es la indiferencia.

1 comentario:

reflejosdelsur dijo...

En Colombia eso de arrastrar el alma es una constante, cada día descubrimos más y más motivos para que siga descolgada por entre las calles, pero cuando se lee esto entonces es posible recogerla del piso y de los huecos por donde se ha quedado para saber que alguien piensa en ello, lo expresa y actúa.


A tu lado he aprendido tanto que no tengo como agradecerlo.

Besos,
LH