Piffano, El Poder De La Palabra




Una noticia que hubiera querido fuera falsa: murió Piffano

Cuando supe que Germán Piffano había muerto sentí una tristeza extraña, unas ganas de llorar incomprensibles. A Piffano nunca lo conocí.

La noticia la recibí a través de Twitter, así que lo primero era confirmar. Podía tratarse de una mala broma, de un mensaje de esos que hacen carrera y que al final del día se sabe, para alivio general, que se trataba de una noticia falsa.

Noticias falsas “fake news” (me jarta el spanglish, lucho contra él, pero ya ven, el desgraciado aparece y reaparece. Es más, se me impone para poder explicar un término en español. ¡A lo que hemos llegado!), en fin, la noticia mentirosa se descubre y uno, si ha caído en la trampa, se siente como un idiota por haber reenviando el mensaje. No quería caer en lo mismo con lo de PIffano. Además, me acosaba la necesidad de conocer la verdad. En el fondo tenía la ilusión de que esta noticia sí fuera falsa.

Aunque no lo conocí sabía en lo formal quién era. Siempre oí a sus amigos o conocidos referirse a él así, como Piffano. El apellido sonoro y tan poco común el le daba un  sello de identidad si no único, por lo menos de fácil y rápida recordación. Ambos anduvimos sendas comunes sin encontrarnos nunca. Piffano era documentalista, antropólogo y, creo, sospecho, una especie de humano sensible insertado en un mundo cada vez más inhumano.

Durante algún tiempo compartimos amigo y sonidista, Henry Quintero, mientras él filmaba el documental sobre un personaje consumido por el Bronx. El querido Herny a ratos me contaba anécdotas del personaje que Piffano registró durante años, parece que el man va a lograr salir del Bronx, tiene mujer y un hijo, como es español se va a regresar a España y nosotros vamos a filmar ese regreso. En la cabeza permeada por el final feliz del cine norteamericano alcancé a imaginar al español, recuperado, de buen semblante, recibido como un héroe que vuelve de la guerra, con mujer e hijo en España. Al final música triunfal y par de lágrimas furtivas entre el público antes de encenderse la luz.

Pero no. La realidad es muy distinta. Vagamente recuerdo a Henry contándome apartes de la filmación en España: había sido terrible. Como que el español vivió de okupa y la policía llegó a desalojarlo, no sé, puedo estar inventando algo, pero de final feliz nada. Otra vez alguien me dijo que tenía un amigo que había filmado horas, años, de la vida de un personaje en el Bronx y que estaba organizando el material para editar, la persona me preguntaba si podía orientarlos para conseguir ayuda. Mientras conversamos descubrí que se refería a Piffano y su trabajo sobre el Bronx, él debe saber lo mismo que yo para conseguir recursos, sino me cuentas, le dije al buen samaritano.

No sé porqué en ese entonces imaginaba a Piffano, que no tenía rostro para mí, como un personaje envuelto en metros, kilómetros de cinta, algo que ya para la época ni se usaba. Pensarlo en su tenacidad de sacar adelante ese proyecto me llevaba a admirarle. Sin embargo, no fue esta parte de la historia en la que como director llegó a resultarme tan cercano la que provocó que la noticia de su muerte me estremeciera.

Hace unos años se abrió un grupo de correo integrado por cineastas, cuyo fin era facilitar la discusión sobre asuntos que nos atañen, siendo el principal, no cabe duda, las famosas políticas del Estado respecto a nuestro quehacer. En ese grupo donde iban y venían correos sobre diversos temas aparecían declaraciones contundentes contra el Estado; creadores que abogaban por la comprensión y el entendimiento sin ofrecer soluciones y, como no, quienes tenían respuestas para todo, esperando, eso sí, que otros las pusieran en marcha. En síntesis era un microcosmos de la sociedad colombiana, donde también participaba una única y singular persona que comenzaba sus misivas pidiendo excusas por lo larga que sería y advirtiendo que era incapaz de escribir corto.

No pude evitarlo, el hecho de que alguien, en medio de tantas “declaraciones contundentes” comenzara por excusarse por la extensión de su respuesta me atrapó. Leí una a una las líneas de las largas misivas que escribía Piffano, coincidí con algunas de sus propuestas y con otras no. Pero siempre esperaba ansiosa su extensa y minuciosa respuesta a las discusiones que se desencadenaban en el grupo.

Fue ahí donde comencé a reconocer a Piffano más allá del Bronx  o de los colegas a los que nunca he conocido y fue ahí, también, donde comencé a pensarlo como una persona, con la que coincidía o no, capaz de entregarse con pasión a las causas. Sus largas cartas sobre las que pocas o ninguna vez leí respuesta, demostraban que se tomaba muy, muy en serio lo que pasaba con nuestro oficio. Advertir que el correo era largo debió despachar a muchos de sus posibles lectores, así como debió acercar a otros por la misma advertencia de, me he tomado el tiempo de pensar en esto y aquí va mi opinión, no será corta porque no sé escribir corto. Fue en esa época y por esos correos que Piffano se volvió cercano para mí.

Sus correos, que no fueron muchos, brillaban entre las declaraciones contundentes del “he dicho” de tantos conocedores de la materia y hacían que mi interés sobre su autor creciera. Piffano se me convirtió en un personaje próximo de los que hacen parte de los afectos y a quienes al final uno no recuerda con claridad si les conoce en persona o no.

Y no, no le conocí en persona. De eso me di cuenta el día en que leí la noticia de su fallecimiento y que empecé a buscar confirmación sobre esto. Fue tal mi desconcierto e insistencia sobre el tema que varios colegas, que tampoco conocían a Piffano, un poco agobiados por mi preguntadera me dijeron, espere a que confirmen y ya. Pero yo no podía esperar. Estaba inexplicablemente triste. Seguí investigando. En las noticias no aparecía nada. En los portales de cine nada. Eso me animaba, debía tratarse de una falsa noticia. Si era así le escribiría contándole lo mucho que me habían interesado sus correos, de las películas no iba a hablar porque no las he visto, pero de los correos sí. Quería dejarle saber que había alguien al que ese despedidor encabezado para los lectores de hoy día “no sé escribir corto”, lo había llevado a escarbar entre esas letras y quedar atrapado. ¿Por qué no se lo dije en ese momento? No lo sé. Pero si la noticia de su muerte era, como parecía, falsa, le escribiría de una buena vez,

La realidad cercenó la esperanza. Piffano había muerto. Lo confirmé en un hilo de Twitter al que me metí a fisgonear. Piffano era cucuteño, había regresado a su ciudad desde hacía un par de años a tratarse un cáncer y, finalmente, había muerto en Cúcuta. Eso dicen en el twitter.

El 11 de abril de 2019 murió Piffano, a quien admiré en silencio por su tesón para entregarse a un trabajo como ‘Infierno o paraíso y a quien en un silencio que ahora me reclama, seguí con inmenso gozo en sus disertaciones sobre el cine y sus necesidades.

Ufff… es un alivio, saber que con estas letras de alguna manera llegaré a él.

Gracias a la palabra escrita reencuentro a Piffano para dejarle saber que siempre tuvo lectora atenta.

Que te alcancen donde quiera que estés.

Si en realidad queremos un acuerdo de paz con las FARC debemos proteger el que tenemos

No nos digamos mentiras, si en realidad queremos un acuerdo de paz con las FARC, tenemos que trabajar en el sentido de construirlo, de proteger la negociación que ya tenemos y, si se puede, de mejorarlo. Pero si la posición es que NO se quiere ese acuerdo, que se busca el sometimiento de una guerrilla que no fue derrotada ni pudo vencer al ejército, entonces díganlo y no alarguen más esta historia. Que se arme todo el mundo y otra vez a la guerra.

Esas son las dos opciones que tenemos en Colombia, respaldar un acuerdo de paz que luego de cuatro años (o más) está prácticamente listo para implementarse, o volver a la guerra que de alguna manera, hasta donde entiendo, es lo que promueve Álvaro Uribe con su No pero Sí.

Álvaro Uribe Vélez gobernó a Colombia durante 8 años y un poquito más, porque se supone que por lo menos el inicio del primer gobierno de Juan Manuel Santos, también obedecía a Uribe y… ¿qué pasó durante ese tiempo? ¿Acaso vimos  voluntad de construir una paz dialogada? No señores, jamás se expresó o mostró ese interés.

Uribe fue elegido por un pueblo que creyó en su promesa de derrotar a la guerrilla por la fuerza y no lo logró. Esa es una realidad que debe aceptar, porque ese hecho es el que permite que en el gobierno de Santos se inicie la búsqueda de una paz negociada y que esa negociación haya avanzado hasta donde estamos en este momento. Con una propuesta de paz elaborada, un país confundido y dividido por quienes promovieron rechazar el plebiscito por la paz con engaños y truculencias, es sano que paremos y exijamos a quienes promueven el NO al plebiscito que nos digan claramente si en realidad están dispuestos a llegar a una paz negociada o NO.

Para qué botar más corriente con el cuento de que hay que "mejorar" un acuerdo "dañino" si el propósito es que nada de lo que implica una negociación se aceptará.

Si Álvaro Uribe y sus seguidores no van a aceptar el resultado de unos acuerdos negociados por representantes de dos bandos que se mostraron incapaces de derrotarse, es mejor que lo diga de una vez para que los ciudadanos tengamos claridad respecto a qué nos enfrentamos.

Negociar con las FARC partiendo de la premisa de que no podrán optar a cargos políticos o acogerse a la justicia transicional (que sí sirvió para la negociación con los paramilitares), significa que no habrá negociación, así que lo mejor que pueden hacer por el país quienes tienen esa posición y la capacidad de imponerla, es expresarla y de una buena vez decirnos cuánta gente y cuánta plata van a poner para la guerra en la que seguiremos, pero por favor, no nos traten como si fuéramos imbéciles porque no lo somos.

No nos digan que están por la negociación, siempre y cuando al otro no se le dé nada, porque así no se negocia. Mejor, y aunque sea por una vez en la vida, digan lo que de verdad buscan para que Colombia esté preparada para lo que se le viene encima.

Repito: no nos digan más mentiras.

Estoy Mamada de Oír a Uribe

Me da pena con ustedes amigos, pero no encuentro otra forma de expresarlo: estoy mamada de oír a Uribe, de oír hablar sobre él, lo que dijo, lo que dejó de decir, durante 18 horas al día (las otras no sé porque duermo, pero ahí también se me aparece diciendo, hijita, reconsidera lo que dices o hablaré 24 horas, hasta que entiendas que es sí pero no).
Ay, Uribe, de verdad póngase serio y defina si va a aportar o no a una paz posible.
Tengo derecho a dormir tranquila, ¿o no?


Marcharemos sin pausa y en paz por la PAZ

A los nuevos negociadores del acuerdo de paz con las FARC, a ustedes en particular les comparto este video que grabé ayer, para que tomen en cuenta que el pueblo, nosotros, los indígenas, campesinos, empleados, estudiantes, jóvenes, adultos, ancianos, hemos entendido que la única salida de Colombia es la paz. Y que esa paz debe llegar muy pronto.

Ayer acudimos miles y miles de ciudadanos a la Plaza de Bolívar, participamos del homenaje a las víctimas, marcha de las flores, convocada por los estudiantes y la única conclusión posible es que #NoEstamosSolos y demandamos #AcuerdosYa .

No lo digo yo, lo dijimos miles. Tengo la sensación de que este pueblo está convencido de la necesidad de una paz que llegue cuanto antes y que hoy, como nunca, demandará pacíficamente pero sin pausa, que se concrete.

Colombia, un Jardín con Memoria sigue adelante



El proyecto de Colombia un Jardín con memoria sigue adelante.



Y para quienes quieran saber, ver, sentir algo más sobre este Jardín va una nota sobre su origen

El origen de los jardines de la memoria

Ricardo Maldonado Rozó, quien fuera nuestro Director de Fotografía del documental sobre los Jardines de la Memoria, que comenzamos a crear en Colombia desde el pasado 9 de abril de 2014, realizó por su iniciativa y sentimiento este bello homenaje a las víctimas, en particular a las Madres de Soacha, a quienes se rinde homenaje con este 1er. Jardín de la Memoria.

La creación de estos jardines es una iniciativa privada que se propone crear Jardines de la Memoria en todos los lugares de Colombia donde el conflicto ha dejado víctimas por desplazamiento forzado, desaparición forzada, asesinatos, masacres, agresiones en su integridad física o emocional, o cualquier otro acto que atente contra los Derechos Humanos.

Para concretar esta iniciativa buscamos el apoyo de personas e instituciones de los diferentes lugares donde se creen los Jardines.

En el caso de Ocaña contamos con el gran apoyo de la Universidad Francisco de Paula Santander, Ocaña, de Intermón, la Unión Europea y Karamelo Producciones.

Creamos Jardines de la Memoria porque estamos convencidos de que la memoria es la herramienta fundamental para construir un presente donde el horror de la guerra no se repita, porque queremos divulgar qué y cómo sucedieron los hechos en los distintos lugares y porque consideramos que esta es una forma de reparar en algo el dolor que padecen las más de 6.000.000 de víctimas que, hasta ahora, deja el conflicto en Colombia.

Agradecemos la divulgación y comentarios.




COLOMBIA, UN JARDÍN CON MEMORIA





(COMUNICADO DE PRENSA)  Abril 14 de 2014. El pasado 9 de abril se inauguró en la vereda la Liscas, Norte de Santander, el primer Jardín de la Memoria de Colombia. En este caso dedicado a los jóvenes de Soacha que fueron vendidos al ejército colombiano para ser asesinados y presentados a la opinión pública como positivos de guerra, en hechos ocurridos durante el año 2008.

La iniciativa de crear Jardines de la Memoria “en todos los lugares de Colombia que hayan padecido la guerra”, es de la cineasta y escritora Alexandra Cardona Restrepo, quien luego de trabajar durante varios años con temáticas relacionadas con los Derechos Humanos en Colombia se propone “crear espacios físicos que nos permitan conocer la historia de lo que allí ocurrió, porque la memoria es la herramienta fundamental para la construcción de un presente digno”.

En este caso Cardona Restrepo, quiso rendir un homenaje a las madres de Soacha sobre quienes realizó el documental Retratos de Familia, financiado por el Archivo de Bogotá dentro del proyecto Unidad de Memoria y Derechos Humanos, proyecto creado y coordinado por Patricia Linares Prieto.

A través de su empresa Karamelo Producciones, Alexandra, consiguió el apoyo de Intermón Oxfam, Colombia, de la Unión Europea y de la Universidad Francisco de Paula Santander de Ocaña, con los que pudo llevar adelante el propósito de crear un Jardín de la Memoria en el lugar donde se encuentran las fosas comunes que albergaban los restos de los jóvenes de Soacha, asesinados 24 horas después de desaparecer de sus hogares.

El evento contó con la presencia de cuatro de las llamadas “Madres de Soacha”; las directivas de la Universidad Francisco de Paula Santander, Ocaña en cabeza de su Rector Edgar Sánchez; el acompañamiento de la población de Ocaña; de la periodista española Toya Viudes y con el homenaje preparado por la UFPSO que comprendió, entre otras cosas, la interpretación del Ave María de Shubert en violín y la realización de un impactante performance preparado por la Universidad.

En horas de la noche se proyectó el documental Retratos de Familia en el Teatro de Bellas Artes de la ciudad de Ocaña con una presencia multitudinaria de la población ocañera. El documental fue recibido con un aplauso cerrado por parte del público que enseguida ovacionó a las madres de Soacha.

El cierre de este primer día de actividades fue realizado por la compositora e interprete Andrea Echeverri, quien compuso el tema central del documental Retratos de Familia. La cantante interpretó varias canciones de sus autoría entre ellas Mamitas, tema del documental, que fue recibido con grandes y emotivos aplausos por parte del público ocañero.

“El pueblo de Ocaña es tan víctima como nosotras”, con estas palabras dieron inicio las madres de Soacha al diálogo realizado el día 10 de abril entre las madres y el público en el teatro de Bellas Artes. Allí intercambiaron opiniones con los asistentes y fueron testigos de cómo algunos de los asistentes denunciaron que sus familiares e hijos también habían desaparecido en eventos similares a los narrados por las Madres de Soacha. Durante este diálogo, las madres repitieron con insistencia que los ocañeros eran inocentes y víctimas, como ellas, pues han padecido el señalamiento de que allí se cometieron estos crímenes contra los jóvenes de Soacha, sobre los que no tienen ninguna responsabilidad. Luego de un emotivo cierre del diálogo se dio paso a una segunda proyección del documental Retratos de Familia.


En la tarde de este segundo día de actividad Alexandra Cardona Restrepo impartió el taller denominado Cómo Recopilar Memoria Dentro del Conflicto y su Importancia. Luego de contar apartes de su experiencia personal y de proyectar algunos trabajos propios y ajenos que recopilan memoria dentro de un conflicto, se dio paso a la proyección de la película Confesión a Laura (1990), dirigida por Jaime Osorio, escrita y producida por Cardona.

El evento de la instalación de este primer Jardín de la Memoria concluyó con poesía y la entrega por parte del profesor Marco Antonio Vega, apoyo incondicional para llevar acabo este jardín, de una de las banderas que cubrían las fosas comunes a las madres. Bandera que las madres decidieron entregar, como símbolo de gratitud, a Alexandra Cardona Restrepo.

“Haremos más jardines, de pronto el de Nueva Venecia es el siguiente” afirmó Cardona al despedirse de Ocaña agradeciendo el cariño que brindaron a las madres y al equipo de Karamelo integrado por el Director de Fotografía y camarógrafo Ricardo Maldonado y Yuri Alvarado, asistente de Dirección y sonidista, con quienes realizó el registro de este evento que se convertirá en el documental Colombia, un jardín con memoria.


www.karameloproducciones.com
@karamelocine

EN COLOMBIA SE INAUGURA PRIMER JARDIN DE LA MEMORIA

El próximo 9 de abril se inaugura el “Primer Jardín de la Memoria” que se realiza en Colombia y que estará ubicado en la vereda las Liscas muy cerca del municipio de Ocaña, Norte de Santander, en el lugar exacto donde algunas de las llamadas Madres de Soacha encontraron a sus hijos asesinados en 2008.

Este Jardín de la Memoria será el primer monumento de esta naturaleza que se erige en Colombia para que nadie olvide los macabros hechos de violencia que han lastimado hondamente al un país que suma seis millones de víctimas. La directora de cine y documentalista Alexandra Cardona Restrepo es quien concibió la idea y gestiona la creación de Jardínes de la Memoria en diversos lugares del país. En este caso el Jardín de la Memoria estará dedicado a los inocentes jóvenes del municipio de Soacha que fueron selectivamente asesinados y expuestos ante los medios de comunicación por las Fuerzas Armadas de Colombia como bajas en combate.

Hecho que el entonces Ministro de Defensa y hoy Presidente de Colombia, doctor Juan Manuel Santos denominó como falsos positivos.

Al evento asistirán representantes de la comunidad de Ocaña, delegados internacionales, algunas de las Madres de Soacha que rescataron a sus hijos de las fosas comunes cavadas en ese lugar y periodistas nacionales e internacionales.

Para la materialización de este evento sin precedentes en Colombia, que se desarrolla en el marco del Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas, una medida de satisfacción y cumplimiento dentro de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, Cardona Restrepo contó con el auspicio de Karamelo Producciones; la Universidad Francisco de Paula Santander, Ocaña (UFPSO); Oxfam -Intermón, Colombia y de la Unión Europea.


Este primer Jardín de la Memoria se hará realidad gracias a la valiosa gestión del doctor Marco Antonio Vega y al decidido apoyo del rector de la Universidad Francisco de Paula Santander, Ocaña (UFPSO), doctor Edgar Sánchez y del director de Oxfam - Intermón doctor Alejando Matos.


La población de Ocaña en el Catatumbo colombiano (Norte de Santander), conmemorará esta fecha con un evento único en el país que incluye la representación de la memoria en un espacio tangible y no perecedero, la recapitulación de los hechos que convirtieron en víctimas a varios colombianos y el diálogo entre víctimas y comunidad que injustamente ha sido victimizada.

El evento que arrancará el 9 de abril con la inauguración del Primer Jardín de la Memoria tendrá por la noche la presentación en el auditorio central de la Escuela de Bellas Artes del documental Retratos de Familia, de la directora Alexandra Cardona al que asistirán también las madres que protagonizan el documental.
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Este documental financiado por el Archivo de Bogotá, para el que la compositora y cantante Andrea Echeverri, ganadora en dos ocasiones del Premio Grammy Latino compuso y donó la canción "Mamitas positivas", recopila la historia de varios jóvenes de Soacha que fueron engañados y llevados hasta Ocaña para ser asesinados, y la forma en que sus madres acaban convertidas en defensoras de Derechos Humanos. Gracias al riguroso tratamiento de una historia tan sensible el documental ha obtenido varias distinciones entre las que cabe destacar el Gran Premio Franco-Andino DOCUMENTA 2013, como Mejor Documental de Largometraje Andino.

 El 10 en la mañana se realizará un diálogo con las Madres de Soacha y la comunidad de Ocaña cuyo espíritu es dejar muy claro que estas madres tienen plena conciencia de que los habitantes de Ocaña nada tuvieron que ver con la muerte de sus hijos y que, por el contrario, también fueron victimizadas por estos dolorosos hechos.

En la tarde la directora Alexandra Cardona, impartirá un taller sobre Cómo Recopilar Memoria Dentro del Conflicto y su importancia, dirigido a los estudiantes de la UFPSO y se proyectará la película Confesión a Laura.

Todo el evento será filmado por Cardona con miras a realizar un documental donde se muestre que la memoria es una herramienta crucial para la construcción de un presente justo y que al no olvidar podemos revertir la historia para convertirnos en personas respetuosas del derecho fundamental que nos determina como humanos: el de la vida.